Crear rutinas de aprendizaje, descansar regularmente, hidratarse y mantener una vida social activa, son algunas de las recomendaciones que entregaron las profesionales.
Con el inicio del ciclo escolar, muchos estudiantes se enfrentan a nuevos desafíos en su camino académico. Sin embargo, las especialistas de la Universidad de Antofagasta, Mg. Andrea González Cornejo, directora del Departamento de Ciencias Sociales y Mg. Inés Gahona Herrera, académica de la carrera de Psicología, sugieren que el éxito no solo depende del esfuerzo, sino también de cómo se gestionan los tiempos para alcanzar un balance entre los estudios y la vida personal.
En este sentido, uno de los primeros pasos claves que recomienda González es establecer una planificación gradual, con la finalidad de adaptar las necesidades personales con la rutina de aprendizaje. “Es fundamental que los estudiantes organicen sus horarios de desarrollo académico desde el principio, compatibilizando sus tiempos de estudios con sus responsabilidades personales. Es crucial dar espacio para descansar y realizar otras actividades que contribuyan a un bienestar integral», explicó la académica.
Por otro lado, añadió que la recuperación es esencial, llevar a cabo pausas activas cada 20 o 30 minutos, como estiramientos o tomas de aire fresco, pueden ayudar a mejorar la capacidad de concentración y atención, evitando la fatiga mental. “Muchos piensan que estudiar durante largas horas sin reposo es lo más eficiente, pero esto es perjudicial. Las horas de sueño son imperativas para lograr un rendimiento óptimo”, agregó la especialista.
Manejo del estrés
Otro pilar que se debe tomar en cuenta, es el impacto significativo que genera el estrés en el rendimiento académico del pupilo, afectando tanto sus procesos cognitivos como su estabilidad emocional. “En niveles adecuados, el estrés puede ser un motivador positivo que impulsa la concentración y el desempeño. Por el contrario, cuando pasa ese umbral y se prolonga, puede provocar secuelas en el rendimiento intelectual y en el equilibrio emocional”, comentó Inés Gahona Herrera, psicopedagoga de la UA.
Según la académica, implementar métodos de organización (uso de agendas, horarios de estudio estructurados), fomentar hábitos de sueño saludables (mantener horarios regulares y evitar todo tipo de pantallas, al menos 1 hora antes de dormir), además de ejecutar actividad física regularmente, aportan en gran medida a reducir los niveles de estrés.
Higiene del sueño
En el caso de sufrir de insomnio durante altos períodos de exigencia, Gahona indicó que aplicar algunas prácticas de relajación y mindfulness previo al descanso contribuyen a calmar la mente y facilitar un buen reposo.
Una de las técnicas es la de respiración diafragmática, que reduce la frecuencia cardíaca y activa el sistema nervioso, favoreciendo de esta manera la conciliación del sueño. Como primer paso, se debe inhalar profundamente por la nariz durante 4 segundos, luego mantener el aire en los pulmones por 7 segundos y exhalar lentamente por la boca durante 8 segundos.
Al incorporar hábitos saludables en su rutina, los jóvenes tendrán la oportunidad de abordar el regreso a clases con mayor eficacia, calma y bienestar. Así, las profesionales del plantel estatal refuerzan su compromiso, destacando que el autocuidado es crucial para lograr una trayectoria académica duradera y sostenible.